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Desde la dirigencia ya están preocupados con el presente de Atlético Nacional

República Verdolaga

Sin duda, lo del sábado ante Millonarios causó “roncha” en la hinchada, jugadores y el mismo cuerpo técnico de Nacional en cabeza de Juan Manuel Lillo. Y es que aunque suene contradictorio, la victoria ante un clásico rival como Millonarios en el último minuto no tuvo el mejor sabor ya que el equipo en términos generales quedo debiendo en el juego.

Dijo Juan Manuel Lillo en la rueda de prensa que el equipo había corrido demasiado y que le había hecho falta pensar más. Si partimos de esa premisa nos preguntamos entonces, ¿será que la idea del entrenador no ha sido bien asimilada por el grupo o simplemente su manera de explicar es confusa y tiene a los jugadores confundidos en el campo?

Sea cuál sea la razón, lo cierto es que Nacional deberá encontrar el rumbo que lo acerque nuevamente con ese juego que le gusta a su afición. No es producto de la casualidad que el conjunto verdolaga haya disminuido de 35 mil a 18 mil el promedio de aficionados que lo acompañan en el Atanasio. Por eso se supo de la preocupación del doctor Antonio José Ardila quién exigió respuestas a sus empleados relacionadas con ese tema. El equipo no seduce. Juega bien por momentos, pero deja la sensación de que puede jugar mejor. Y el tema pasa también por los jugadores, no se trata de “echarle” toda el agua sucia al entrenador. Los futbolistas son quienes finalmente toman decisiones en el campo de juego y son ellos quienes llevan a cabo o no el plan de juego, con todo y que el entrenador es quién elige las contrataciones, dispone el sistema de juego y hace las variantes dentro del partido.

De Lillo se dice que es caprichoso, y puede ser cierto. El español ha tratado de imponer su idea a capa y espada y por ahora el colectivo no le funciona. Cuando usted junta en la cancha a Macnelly, Nieto y Aldo como sucedió ante Millonarios, estás enviando un mensaje de mayor posesión de la pelota que el rival y eso sucedió a ratos, no de manera continua. Otro ejemplo, jugar con tres en el fondo, es válido si los laterales regresan cuando se pierde la pelota para armar la figura con 5 hombres atrás y esto tampoco pasa, o no al menos como un ejercicio ya asimilado por los jugadores. Una cosa era Henríquez en la era Osorio con Faryd Díaz al lado quién le ayudaba en los cierres y no lo “abandonaba” en la zona para que no tuviera que hacer recorridos tan largos, y otra es con Mosquera que tiene poco oficio en la marca y termina exponiendo al compañero.

La idea como tal es buena, innovar no es malo, siempre y cuando sea consecuente el discurso con el resultado. La ecuación en Nacional hoy falla porque o los jugadores están recargados de información y quieren obedecer cada situación explicada por Lillo durante la semana o sencillamente porque el entrenador no se sabe explicar.

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